Diario secreto de Pulgarcito

FITXA
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Títol: Diario secreto de Pulgarcito
Autor: Philippe Lechermeier
Il·lustrador: Rébecca Dautremer
Edició: Edelvives, 2010
Edat: de 8 a 10
Temàtica: cuentos clásicos


RESSENYA
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Cinco años después de que se publicara en nuestro país “Princesas olvidadas o desconocidas”, del mismo tándem autor/ilustradora, los libros de Rébecca Dautremer siguen siendo todo un acontecimiento. No lo es menos este “Diario secreto de Pulgarcito”, que además llama la atención por su volumen (unas 200 páginas) y su tamaño, poco habitual para un álbum.

Como bien indica el título, estamos ante el “diario secreto de Pulgarcito”. Un cuaderno en el que el personaje del cuento anota sus pensamientos, sentimientos, y todo cuanto sucede a su alrededor. Cada apunte está precedido por la fecha y el santo del día que corresponde, y acompañado de ilustraciones, anotaciones al margen, recortes de otros documentos pegados con celo, etc...

La historia ES la del Pulgarcito que todos conocemos: el hermano pequeño pequeñísimo de una familia pobre cuya madrastra decide abandonar a los niños en el bosque, que primero consiguen volver siguiendo un rastro de piedrecitas pero luego se pierden al haber dejado un rastro de migas de pan que han desaparecido, etc, etc. Pero, al mismo tiempo, Lechermeier inventa una gran parte de los acontecimientos que suceden en el libro. Estira del hilo de la trama para imaginar hechos que complementan la historia. Así, aparecen nuevos personajes, como Marimota Matarile, la enamorada de Pulgarcito; Rocamador, el antiguo amante de su madrastra; o el profesor Maxilari, suspendido de sus funciones por intentar comerse a sus alumnos; y también nuevas aventuras, como el tiempo que Pulgarcito y sus hermanos pasan perdidos en el campo, intentando sobrevivir, antes de dar con la posada en la que vive el ogro de las botas de siete leguas; o la multitud de anécdotas del día a día durante la “gran escasez” que asola la región. Para crear todo este universo alrededor del núcleo básico que es la historia de Pulgarcito, Lechermeier recurre a un humor sencillo, nada sofisticado, muy poco políticamente correcto y que recurre frecuentemente lo escatológico (abundan los mocos, los alientos malolientes, las bocas desdentadas, el maltrato infantil – de adultos a niños, pero también entre los propios niños –, los motes despectivos...) y al texto rimado.

Gráficamente, el libro solo se puede describir de una manera: espectacular. Tal y como explica Dautremer en el vídeo que pueden ver al final de esta reseña, “Diario de Pulgarcito” le ha permitido una amplitud y variedad de técnicas que hasta ahora no había podido desarrollar en proyectos más uniformes. Así, tenemos las “típicas” ilustraciones de su estilo, que a estas alturas ya todos conocemos e identificamos (juego con los tamaños y las perspectivas, personajes de aire poético y melancólico, gran preciosismo...), pero también una gran variedad de otro tipo de ilustraciones en las que utiliza los esbozos, el collage, el dibujo a lápiz, la caricatura... siempre dejándose guiar por el texto que debe acompañar. Descubrimos así a una Dautremer mucho más atrevida y variada que en proyectos previos, que parecían haberla “encajonado” en un tipo de historias y álbumes concretos.

Finalmente, en un proyecto como este sería totalmente injusto no destacar el gran trabajo de edición que hay detrás. Se trata de un libro sumamente complejo, en el que no solo hay que traducir el texto, sino multitud de elementos que se encuentran incrustados en las ilustraciones (como letreros o pequeñas anotaciones manuscritas). El retoque que se ha hecho del grafismo está fantásticamente integrado y, como debe ser, pasa totalmente desapercibido: es como si el libro fuera así en su versión original, y pensar que no, que el original es francés, y todos esos elementos estaban en otro idioma y se han extraido y vuelto a incrustar en una lengua diferente... da vértigo pensar el trabajo, casi artesanal aunque seguro que imposible si no fuera por la informática, que hay detrás de cada página. También felicitar la labor de traducción de Elena Gallo: estoy segura de que ha debido ser un verdadero reto trasladar el texto de Lechermeier al castellano, con sus rimas y sus juegos de palabras.


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