Aún te quedan ratones por cazar

FITXA
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Títol: Aún te quedan ratones por cazar
Autor: Blanca Álvarez
Il•lustrador: Laura Catalán
Edició: Madrid: Anaya, 2012
Edat: a partir de 12 años
Temàtica:

IX Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil

RESSENYA
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Uno de los libros más líricos y tristes que he leído en mucho tiempo... está claro que no es una lectura “para todos los públicos”, y que los niños difícilmente se acercarán a ella por sí solos. Al menos, no la inmensa mayoría de los niños, a los que intentamos convencer por todos los medios que la lectura es tan divertida y entretenida como el mejor de los canales de dibujos de la tele. No. Este no es esa clase de libro. Es un libro para entender la rabia, la tristeza y el amor. O al menos intentarlo, y ver como se enfrentan a todo ello los personajes de este libro. Ryo, el protagonista, dejando atrás al niño y enfrentándose al hombre, enfadado con la maldita guerra que se ha llevado a su padre y enamorado de Reiko sin saber cómo conseguir que ella le corresponda. Izumi, su madre, dividida entre lo que siente y lo que la estricta sociedad le exige. Saya, su abuela, escudada en las rutinas de una tradición que parece lo único sólido a lo que aferrarse. Todos ellos, en el Nagasaki de finales de la Segunda Guerra Mundial (algo que a los niños quizá no les diga nada, pero que pesa como una losa durante todo el libro a los adultos que conocemos la Historia), enfrentándose a la soledad y al desamparo, del que solo algún acontecimiento puntual les salva. Lean las primeras páginas del texto, que encontrarán aquí debajo, para hacerse una idea del tono de la narración, poético y elegíaco, del que quiero destacar lo bien que la autora consigue plasmar cómo los sentimientos se manifiestan físicamente (los vacíos en el estómago, los nudos en la garganta, las garras que aprietan corazones). Y tampoco quiero acabar sin destacar las ilustraciones de Laura Catalán, que con el tono sepia de fondo y el estilo abocetado acompañan de manera exquisita el texto.

Un libro para leer y disfrutar reposadamente una melancólica tarde de otoño...

[Más información sobre el libro, la autora y la ilustradora en este enlace.]

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