FITXA
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Títol: Bombástica naturalis
Autor: Iban Barrenetxea
Il·lustrador: Iban Barrenetxea
Edició: A buen paso, 2010
Edat: a partir de 8 años
Temàtica:
RESSENYA
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Finalista del Premio Junceda Iberia, 2011.
Placa de honor en la Bienal de Ilustración de Bratislava.
Premio de Ilustración en los Premios Euskadi de Literatura 2011.
Llegamos un poco tarde a comentar este libro, en el sentido de que con una simple búsqueda encontraréis un montón de reseñas del mismo (el propio autor tiene algunas recopiladas en esta entrada de su blog), pero tenía la sensación de que entre nuestro círculo era un libro que podía haber pasado desapercibido (tan solo dos bibliotecas de la Xarxa de la Diputació de Barcelona tienen un ejemplar del libro) y es una lástima, ya que es un libro excelente y el “reguitzell” de premios que se ha llevado es una buena muestra de la calidad del mismo.
La idea de partida no es para nada original: se trata de un catálogo de plantas imaginarias (del mismo estilo que las Princesas olvidadas o desconocidas de Lechermeier y Dautremer o el Catálogo de padres de Claude Ponti). En este caso, se trata de un herbario en el que tienen lugar desde la Acanthus Columnata (una planta que imita las columnas corintias) hasta la Zantedeschia umbrella descensoria (una flor que sirve de paracaídas). El texto reproduce con ironía el lenguaje científico, y están escogidos con particular gracia tanto los nombres “latinizados” de las plantas como la relación entre la planta real y la función imaginaria que se le otorga en el libro (un claro ejemplo de esto es el girasol placa solar o Heliantus calidarium... está claro que los girasoles no actúan como placas solares, pero si una planta tuviera que hacerlo, ¿no sería el girasol la primera que se les ocurriría?).
Pero lo que hace este libro extraordinario son las ilustraciones. El estilo les puede gustar más o menos (predominan los tonos grises, marrones y verdes apagados, y se reconstruye un ambiente que recuerda a la Inglaterra del siglo XVIII tanto en el vestuario como en los escenarios), pero no se puede negar que el esfuerzo del autor por, además de ilustrar las plantas de las que habla en esa página, crear un encadenamiento de acontecimientos a lo largo del libro, es extraordinario. De este modo, el libro se ve multiplicado y se convierte además en un juego en el que uno busca los puntos de conexión entre la doble página anterior, la presente y la siguiente. ¿Dónde está el pájaro? ¿Qué ha pasado con el señor que se cae al río? ¿A dónde se dirigía la dama que iba en la carroza? ¿Qué pasa con el paraguas que sale volando? Hacen falta varias lecturas para descubrir todos los detalles escondidos en las ilustraciones, y aun así cerraremos el libro con la sensación de que todavía algo se nos escapa y... con suerte lo descubriremos en la próxima lectura.
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