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Títol: Puré de guisantes
Autor: Daniel Nesquens
Il·lustrador: Elisa Arguilé
Edició: Madrid: Anaya, 2007
Edat: de 10 a 12 anys
Temàtica:
Puntuació: 4 de 4
RESSENYA
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El protagonista de esta historia, un niño cuyo nombre desconocemos, se ha roto una pierna en un accidente de bici y nos habla desde la cama de un hospital. Nos habla y nos habla y nos habla... y lo que leemos es su monólogo, en el que se mezclan historias, pensamientos, reflexiones, observaciones, extrañas asociaciones de ideas... De vez en cuando la pierna de la da un pinchazo, e interrumpe la historia que nos estaba contando para quejarse, antes de retomarla o de pasar a otro tema. Para que vean a lo que me refiero, un ejemplo:
La misma mañana en la que descargaron el piano de Alberto, se abrió la planta de residuos sólidos. A la inauguración acudió gente muy importante. Very Important Person. VIP. ¡Ay! S.O.S. Otro pinchazo. Mi pierna. ¿Qué estará ocurriendo dentro de mi pierna? Coches de la Guardia Civil cortaron las carreteras, los caminos. Todos menos uno: el camino que lleva al huerto de mi abuelo. Es un sendero estrecho, con zarzas que arañan. Repleto de moras en verano. Moras dulces, carnosas, apetitosas.
El día que mi tío Manu cumplió veinticinco años mi abuela nos preparó su postre favorito: sorbete de moras silvestres. [...]
Quien haya leído algún otro libro de Daniel Nesquens (Mi familia, Hasta (casi) 100 bichos, Diecisiete cuentos y un pingüino) reconocerá su estilo: historias costumbristas con pinceladas de humor entre absurdo y surrealista, asociaciones disparatadas de palabras y de ideas, descripciones breves pero impactantes, diálogos a breves pinceladas, divertidos, a veces imposibles pero al mismo tiempo verosímiles. No me voy a quedar con las ganas de reproducirles otro fragmento, en el que el protagonista reproduce un diálogo que tuvo con Alberto, su mejor amigo:
- ¿Qué has inventado tú que haya mejorado tu padre? – le pregunté.
Se rascó la cabeza, miró al suelo y me contestó:
- El pollo.
- ¿El pollo, el pollo, animal? – le pregunté con cierto asombro.
- El pollo, sí.
- ¿Me quieres decir que tú has inventado el pollo?
Asintió y sacó una libreta de su bolsillo, buscó una hoja y me la enseñó. Dibujado a lápiz, una especie de pollo picoteaba en el suelo.
- ¿Qué te parece?
- Asombroso.
- ¿Y eso de ahí?
- ¿El qué?
- Eso, ese punto sobre la cabeza del... del... pollo.
- ¡Ah!, ese punto – esta vez se rascó la pantorrilla –. Ese punto es una mosca – me contestó.
- ¿Una mosca? – dije abriendo mucho la boca.
- Sí, tal vez no hayas oído nunca esa palabra. La he inventado yo – me respondió.
Importante, la mosca, cuyo viaje podemos seguir no solo en el monólogo del protagonista, sino también en las ilustraciones de Elisa Arguilé, tandem de Daniel Nesquens, cuyos dibujos pueden leerse como una historia paralela a la que nos cuenta el narrador.
Un libro diferente, original y divertido. Un soplo de aire fresco. Se lee de cabo a rabo en un suspiro y se queda uno con ganas de más. ¡Vamos, Nesquens, que estamos esperando!
La misma mañana en la que descargaron el piano de Alberto, se abrió la planta de residuos sólidos. A la inauguración acudió gente muy importante. Very Important Person. VIP. ¡Ay! S.O.S. Otro pinchazo. Mi pierna. ¿Qué estará ocurriendo dentro de mi pierna? Coches de la Guardia Civil cortaron las carreteras, los caminos. Todos menos uno: el camino que lleva al huerto de mi abuelo. Es un sendero estrecho, con zarzas que arañan. Repleto de moras en verano. Moras dulces, carnosas, apetitosas.
El día que mi tío Manu cumplió veinticinco años mi abuela nos preparó su postre favorito: sorbete de moras silvestres. [...]
Quien haya leído algún otro libro de Daniel Nesquens (Mi familia, Hasta (casi) 100 bichos, Diecisiete cuentos y un pingüino) reconocerá su estilo: historias costumbristas con pinceladas de humor entre absurdo y surrealista, asociaciones disparatadas de palabras y de ideas, descripciones breves pero impactantes, diálogos a breves pinceladas, divertidos, a veces imposibles pero al mismo tiempo verosímiles. No me voy a quedar con las ganas de reproducirles otro fragmento, en el que el protagonista reproduce un diálogo que tuvo con Alberto, su mejor amigo:
- ¿Qué has inventado tú que haya mejorado tu padre? – le pregunté.
Se rascó la cabeza, miró al suelo y me contestó:
- El pollo.
- ¿El pollo, el pollo, animal? – le pregunté con cierto asombro.
- El pollo, sí.
- ¿Me quieres decir que tú has inventado el pollo?
Asintió y sacó una libreta de su bolsillo, buscó una hoja y me la enseñó. Dibujado a lápiz, una especie de pollo picoteaba en el suelo.
- ¿Qué te parece?
- Asombroso.
- ¿Y eso de ahí?
- ¿El qué?
- Eso, ese punto sobre la cabeza del... del... pollo.
- ¡Ah!, ese punto – esta vez se rascó la pantorrilla –. Ese punto es una mosca – me contestó.
- ¿Una mosca? – dije abriendo mucho la boca.
- Sí, tal vez no hayas oído nunca esa palabra. La he inventado yo – me respondió.
Importante, la mosca, cuyo viaje podemos seguir no solo en el monólogo del protagonista, sino también en las ilustraciones de Elisa Arguilé, tandem de Daniel Nesquens, cuyos dibujos pueden leerse como una historia paralela a la que nos cuenta el narrador.
Un libro diferente, original y divertido. Un soplo de aire fresco. Se lee de cabo a rabo en un suspiro y se queda uno con ganas de más. ¡Vamos, Nesquens, que estamos esperando!
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